10 ago 2012

INSTRUCCIONES PARA CONVERSAR CON UN NIÑO EJEMPLO 1: ¿Qué querés ser cuando seas grande?

-Nene, y vos ¿Qué querés ser cuando seas grande? A ver, contame. Contale a la tía Chacha qué te gustaría ser. Dale, dale que la tía Chacha se muere por saber. 

Punto 1, esa señora Chacha no es mi tía, es una vecina que apenas conozco. Punto 2, espero que la tal señora Chacha no se vaya a morir de verdad por saber nada de mí ni por mi culpa, de hecho realmente deseo que la muerte de la Sra. Chacha, cuando sea que suceda, no tenga nada que ver conmigo, sería muy difícil superar ese trauma, espero que se calme. Y por favor, fíjense qué palabras usan. Por ejemplo eso de “nene” nos cae pésimo.

 -¿Qué pasa, nene?

Y daaaale con lo de "nene"...

-¿Te comieron la lengua los ratones? 

Qué monstruosidad. Si me hubieran comido la lengua los ratones en este momento estaría en una situación muy delicada de salud y no merecería este hostigamiento y si es solamente una metáfora que se le ocurre a la gente cuando le incomoda el silencio, es de muy mal gusto y de una imaginación demasiado retorcida que me hace desconfiar de inmediato, por lo tanto me parece más seguro NO HABLAR con esas personas capaces de imaginar semejante cosa.

-¿Por qué no contestás? ¿Te da vergüenza contarme? Ah... Pobrecito... Le da vergüenza hablar... 

Si hay algo realmente odioso e incómodo es que nos hablen de nuestra vergüenza. Si sentimos vergüenza siempre es algo de lo que NO QUEREMOS HABLAR y si no sentimos vergüenza, el hecho de que nos digan que tenemos vergüenza, inmediatamente nos va a provocar vergüenza. No sé si he sido claro, espero que sí.

- O por ahí es que sos un poquito maleducado y no respondés cuando te hacen una pregunta. Eso está muy mal. Pero noooo... Vos sos un nene bueno y le vas a contar a la tía Chacha qué vas a ser cuando seas grande ¿no? 

Insisto, NO ES MI TIA. Pero vamos a lo importante: Hay que tener mucho cuidado con la palabra “maleducado”. La razón que nos puede llevar a conductas como quedarnos callados, enojarnos, estar muy pero muy distraídos y otras, no necesariamente es la mala educación. Sres. adultos, consideren que puede haber otros motivos, a saber:
           -que no sepamos una respuesta
           -que tengamos alguna GRAN preocupación
           -que necesitemos ir al baño
           -que nos duela algo y ni siquiera nos hayamos dado cuenta y muchas otras muy raras como por ejemplo:
           -que los maleducados sean ustedes y eso nos deje un poco confundidos.

-¿Y? ¿Me vas a contar o no qué vas a ser cuando seas grande? 

Otra cosa muy molesta es cuando la gente hace preguntas porque tiene ganas de hablar, no importa de qué, y te obliga a participar aunque no tengas ni ganas ni nada importante que decir. Yo creo que si no hay algo importante que decir es mejor quedarse callado, amablemente.

 -¡Pero qué maleducado de porquería...! ¡A este nene no le enseñaron modales...! 

El colmo, hablar de uno como si uno no estuviera ahí presente. Buah... Ya que insiste, le respondo a la Sra. Chacha, no sea cosa que de verdad se muera por saber.

-Señora Chacha, ya que está tan preocupada por mi futuro, cumplo en responderle que yo todavía no sé a qué me voy a dedicar cuando sea grande. No he pensado en eso seriamente, entre otras razones porque soy un niño de apenas cuatro años y aunque, como podrá observar, me desenvuelvo bastante bien con las palabras para la edad que tengo, considero necesario dedicarme unos años más al juego (sano, por supuesto) hasta que, entre mis padres y yo, descubramos hacia qué actividades me inclino con más alegría y entusiasmo. Por ahora me interesan por igual la plastilina, los autos rojos y mi disfraz de Superman con el que me gusta mucho acompañar a mi mamá al supermercado y le aseguro, no me da ninguna vergüenza, al contrario, me siento muy orgulloso. Y honestamente, señora, aunque soy un niño muy conversador espero que sepa disculparme pero no me apetece continuar esta conversación con usted ya que por lo que veo -aunque parecía muy interesada en mi respuesta- ahora estoy casi seguro de que se quedó profundamente dormida escuchándome. Hasta luego y que tenga usted muy buenas... sueños.

IMPORTANTE: Si preguntan, escuchen la respuesta. Si no les interesa, no pregunten. Muchas gracias.

12 mar 2012

¿qué es esto?


Como yo me las sé todas
ofrezco un nuevo servicio:
Respondo preguntas bobas
(y preguntas no tan bobas)
aplicando mi gran juicio.

No hay nada que mi poesía
no te pueda responder.
Para qué es la geometría,
dónde fueron los tranvías...
Lo que vos quieras saber.

Por ejemplo ¿Dónde van
tus zapatos por la noche?
¿Cuántas lluvias lloverán?
De las aguas que caerán
¿cómo se evita el derroche?

¿Quién inventó la sandía?
¿Cómo se peina un carpincho?
¿Cuántas patas tiene un día?
¿Dónde está la pelopincho
que soñé mientras dormía?

¿Cómo es del lado de adentro
la casa de mi vecino?
¿Dónde está lo que no encuentro?
¿Qué tomo para ir al centro?
¿Y qué le importará al comino?

Hoy te debo las respuestas
de estos ejemplos que doy.
Y no es que no esté dispuesta.
Me invitaron a una fiesta
y en un minuto me voy.

Pero vos andá pensando
lo que me preguntarías.
Que mientras yo estoy bailando
tus “cómos”, “porqués” y “cuándos”
se transformen en poesía.

8 mar 2012

el pez que hablaba al revés


En el fondo de la mar
una vez conocí un pez
que aunque ustedes no lo crean
decía todo al revés.

Ya verán cuando lo vean.
Cuento: uno, dos y tres…

Cada vez que quería hablar
las palabras delirantes
se ponían a girar
como burbujas danzantes.

Además de cada letra
las ideas se invertían,
“calor” le salía “frío”
¡y “no” cuando “sí” quería!

¡Amam! ¡Amam! ¡¿Pasa me qué?!
Quedate tranquilo, hijito…
¿Qué por godi doto al vesre?
¿...Qué? ¿Querés otro heladito?

¡¡Te odio!! Le dijo a su novia
porque estaba enamorado…
Y al pescador le gritaba
que quería ser pescado.

Todo era un lío tremendo
en su mundo entreverado.

“Locarac”  por caracol,
“asudem” por la medusa,
“los” quería decir sol…
La cosa era tan confusa…

Le pidió ayuda al doctor
que tampoco entendió nada,
pero le cortó la tos
(era el doctor pez espada).

También con los tiburones
tuvo charlas muy complejas.
Trató de hablar con las algas,
¡hasta le rogó a una almeja

que lo ayuden! Que él quería
hablar como todo el mundo…
Pero nervioso empeoraba
y acá es donde me confundo,

(Verán que no es nada fácil
en un caos tan rotundo).

¿Hablaba en serio? ¿Bromeaba?
¿Por qué se reía tanto?
¿Sería que su problema
volvía risa su llanto?

Entonces llegó de lejos
una tortuga tan sabia
que con remedios caseros
le acomodó las palabras.

Con gran paciencia escuchaba
tratando de comprenderlo.
Y si no entendía nada
le interpretaba los gestos.

Le preparaba tecitos,
lo dejaba equivocarse.
Créanme que de a poquito
todo empezó a enderezarse.

¿Que si  se enojó la novia?
¡Hoy mismo van a casarse!